Algunas tardes no deberían acabar nunca. Deberían ser algo así como...interminables, dónde el sol no terminase de bajar del todo y esa luz espectacular de las 8 y algo de la tarde lo bañase todo para siempre.
Tardes en las que las horas no pasasen en nuestra cama y en dónde las risas, y sonrisas, resonasen en el aire continuamente.
Me quedo con las tardes en las que el universo se para para mirarnos, para deleitarse con nuestros suspiros o el movimiento de nuestros dedos sobre el cuerpo del otro. El mundo entero se dobla, se concentra y se esconde en nuestra habitación, en ese espacio inundado por nosotros.
Nuestro.
No de otros.
Me encanta la luz a esa hora!! :) y si huele a verano, a yerba, a luz, más:)
ResponderEliminarNo he podido ver el video, parece que necesito instalar una actualización, a ver si me deja verlo desde el portátil!
Buen comienzo de semana:) biquiñossss