Tenía tanto sueño al levantarme que me hice un café bien cargado. Tanto, tanto que ahora no me lo puedo beber. Y claro, sigo con el mismo sueño con el que me levanté.
Los domingos no deberían funcionar los despertadores. Deberían funcionar sólo las cafeteras que hacen capuchino (a partir de las 5 de la tarde), los videoclubs, las tiendas de chucherías y las fábricas de hacer mantas de sofá por si a alguien se le pierde la suya, (nunca hubo un domingo perfecto sin sofá, manta y peli, eso lo sabemos todos).
Pero un domingo perfecto, nunca, nunca, puede empezar a las 8.30 de la mañana. Eso es como el sol de medianoche, pasa pero es raro, raro, al menos, por estas latitudes.
Me encanta la imagen de Mafalda!! Va de maravilla con el texto:))) feliz domingo:))) un besoteeee:)))
ResponderEliminarA quien madruga, Dios le ayuda:)
ResponderEliminar