miércoles, 8 de diciembre de 2010

Me hice de ti, y no de otro.

Viajábamos en el mismo tren. Ella, dos asientos por delante de mí, pero ambas nos habíamos montado en la misma estación y, quedando ya únicamente la estación de destino, era evidente que nos bajaríamos en la misma otra vez. Era rubia, de ojos claros y piel pálida, sus labios eran gruesos y de un rojo manzana que llamaban la atención. Era guapa, mucho de hecho. El tren frenaba ya en la estación, y de pronto, ella sonrió emocionada y saludó con la mano a alguien por la ventana. Había dos chicos, no pude ver hacia quién se dirigían sus emociones, pero deduje, sin saber muy bien por qué, que se trataba del chico de la izquierda. Era alto, castaño claro y llevaba el pelo despeinado. Sonreía. En realidad, ambos lo hacían. Cogí mi maleta y fui hacia la puerta del tren, justo detrás de ella y me preparé, sin saberlo, para uno de esos bonitos reencuentros en la estación, dónde los sentimientos están a flor del piel y los anhelos se escapan por los poros. Entonces, se abrieron las puertas. Ella prácticamente saltó al andén, y se lanzó a los brazos de aquél chico. En un instante, se hicieron uno. Su melena rubia se desparramó entre los pliegues de su chaqueta y sus labios color manzana desaparecieron en el ángulo recto que formaban el cuello y el hombro derecho de él. Pero no era él, no era el chico que yo había sentenciado. Era el otro, un chico moreno, con el pelo muy corto y una estatura no mucho mayor que la de ella. Ni me había fijado en él.

Me volví a casa pensando, ¿cuál será el extraño mecanismo por el que nos enamoramos de alguien, y no de cualquier otra persona? Y me sentí aliviada de quererte, y de que tú me quieras a mí. Es cierto que todos dicen que hacemos una pareja estupenda pero, ¿y si en realidad encajásemos mejor con cualquier otra persona? ¿qué es lo que hace que no pueda apartar mis ojos de ti? ¿qué mis manos se crucen justo en el ángulo perfecto con las tuyas? ¿cómo explicar que el tamaño de mi barbilla es exactamente el de tu cuello? ¿quién dijo que la distancia de tus brazos fuera exactamente la que necesito para que me abraces?


4 comentarios:

  1. Fantástico vídeo con tus palabras:)

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  2. Precioso, me encantó, respiras amor. Al leerte me di cuenta que pasa el tiempo y a veces se olvidan ciertas sensaciones. La piel, qué mágicamente química es la piel en su contacto. Te felicito

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  3. Desde luego da que pensar. ¿Por qué esa persona me quiere a mí y no a otras? Pero ya se sabe que el corazón tiene razones que la razón no entiende, es bueno plantearse esas preguntas pero también hay que disfrutar del momento, sentirte que flotas a su lado...

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  4. Es mejor que no lo intentes explicar, simplemente es así, y es una de esas cuestiones para las que no hay respuesta.
    Precioso texto.
    Un beso.

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