viernes, 3 de septiembre de 2010

La ciudad se inundaba a tus pies


Eran las seis y aún hablabas, mientras que yo callaba otra vez, incapaz de transmitirte, preferí actuar, así que mientras me hablabas, sin pensarlo bien, abrí el paraguas a tus pies.
Y es que mientras me hablabas, la ciudad se inundaba. Tantas cosas sucedieron, sólo yo las puede ver.
Recuerdo que te dije: soy un caso extraño, tan fácil y tan simple y no sé expresarlo. Tan sólo grita mi reloj.
¿Qué más decirte sin hablar?
Eran las seis y tú aún me hablabas.

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