miércoles, 5 de mayo de 2010

No todos los minutos duran igual, evidentemente

Y es que hay minutos que se convierten en infinitos, como cuando vas en el ascensor y te acompaña un desconocido, joder parece que nunca llegarás al sexto. O como la noche de reyes, que por más que te empeñas en dormir, nunca amanece.
Luego hay momentos que se hacen eternos, como cuando su mano roza la tuya mientras andáis por la calle. Te quedas clavada en ese roce, y apenas ha pasado un segundo, pero el mundo se detiene y tú notas hasta cómo se escurre la textura del aire entre vuestros dedos.
Es increíble, pero es que hasta la calle se queda muda.

4 comentarios:

  1. ni que lo jures! me ha pasado siempre :)

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  2. y te guardas el segundo en el recuerdo cómo si no se fuese a repetir nunca más. (:

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  3. me encantan los momentos que se hacen eternos
    ultimamamente no los encuentro... tendré que andar más atenta para cazarlos :)

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