martes, 9 de marzo de 2010

Despierta a la oscuridad

Odio cuando no puedo dormir.
Y odio más aún que hoy sea una de esas noches.
En la calle, el viento ruge con fuerza.
Es algo normal aquí, pero yo no llego a acostumbrarme.

En noches como esta, el sueño se rebela contra mi.
Me mantiene despierta y juega conmigo por todos los rincones de la cama.
Es curioso, porque es pequeña, pero parece infinita.

Mi cuerpo se retuerce entre las sábanas.
Mis piernas terminan jugando con la almohada,
y mi pelo se alborota como cuando era niña.
Pero mis ojos siguen despiertos a la oscuridad.

Han pasado más de dos horas.
Dejo mi cuerpo en la cama, cansado y enfadado.
Y viajo hasta ti.

Me acuesto a tu lado.
Encajo mi cadera en el hueco de tu cintura.
Mi barbilla en tu nuca.
Y doblo mis rodillas hasta igualar el ángulo de las tuyas.

Te respiro.
Me lleno de ti.
Sonríes.
Me calmo.

Ambos sabemos que nunca podré dormir sin ti.

3 comentarios:

  1. Qué bonito.

    Y esperemos que no puedas dormir nunca sin él y él siempre esté ahí para dormir contigo. Porque sería la combinación perfecta!

    Un saludín

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  2. Noches de desvelo, tabaco y madrugada a través de la ventana. Lucidez no deseada. Evocación para antes del desvelo: las piernas y la almohada; después, comiendo techo. Las camas pequeñas se llenan más fácilmente. La luz azulada del amanecer. El sueño vence el bucle.

    Descansa, cariño. Bonitos labios...

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  3. :)) Aii, no sé cómo lo haces, pero siempre me transportas a mis propios recuerdos, a mis propios anhelos...

    Me encanta

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