Hay una mujer, asiática y bellísima, de unos cuarenta y largos años, que cada tarde, a eso de las seis de la tarde se queda parada justo al lado del quiosco que hay debajo de mi casa.
Un día, alguien le preguntó que por qué pasaba allí, tarde tras tarde, lloviera o hiciese un calor abrasador, una hora de su tiempo viendo la gente pasar. Ella, al parecer le contestó que, justo en ese lugar, muchos meses atrás, se cruzó a un hombre que sintió el amor de su vida, pero que le faltó valor para decírselo. Ahora lo espera, paciente, porque un amor como el que ella siente, dice, no se puede perder así como así.
¿No es algo maravilloso?
Un día, alguien le preguntó que por qué pasaba allí, tarde tras tarde, lloviera o hiciese un calor abrasador, una hora de su tiempo viendo la gente pasar. Ella, al parecer le contestó que, justo en ese lugar, muchos meses atrás, se cruzó a un hombre que sintió el amor de su vida, pero que le faltó valor para decírselo. Ahora lo espera, paciente, porque un amor como el que ella siente, dice, no se puede perder así como así.
¿No es algo maravilloso?
awwww, de repente ni el valor para decirlo y algunas veces peor no hay valor para esperar y buscarlo :(
ResponderEliminarun besote
♥
ya te sigo
me lees?
si te gusta em sigues va?
un besote
:)
♥
oooooooooooh
ResponderEliminarpues si es por eso, que no desista :)
Oh, qué bonito. Espero que vuelva a aparecer... precioso :)
ResponderEliminarMua.
Por personas así, una vuelve a creer un poquito más en la gente :)
ResponderEliminarSi es real, lo es.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu blog, te seguiré.
un beso